Ejercicio y sistema inmune

El ejercicio regular fortalece nuestro sistema inmunológico al mejorar la circulación de las células inmunitarias, como los linfocitos y macrófagos, permitiéndoles detectar y combatir patógenos de forma más eficaz en todo el cuerpo. Además, la actividad física moderada ayuda a reducir la inflamación crónica y puede disminuir la frecuencia de infecciones comunes, como los resfriados. Mantenerse activo es, por tanto, una estrategia clave para mantener nuestras defensas naturales en óptimas condiciones y gozar de una mejor salud general.